Los cementerios siempre son lugares de miedo, misterio y leyendas. Hoy vamos a hablar sobre el cementerio de Recoleta, en Buenos Aires. En este cementerio se encuentran descansando la mayoría de las personalidades fallecidas del país. El Cementerio de la Recoleta fue el primer cementerio público de la ciudad de Buenos Aires.
Dentro del cementerio se encuentra la pintoresca escultura de una mujer, protagonista de la trágica leyenda de la cual hablaremos hoy. Era la única hija de un famoso escritor de la época. Cuando él murió, ella y su madre heredaron una gran fortuna. Pero la entonces niña desarrolló, a partir de la pérdida, un carácter solitario e introvertido.
Se dice que cuando su madre se convirtió en la amante del futuro presidente Hipólito Yrigoyen, la adolescente que ya tenía 14 años se volvió aún más introvertida. Aunque Rufina era una chica muy bella, mostraba indiferencia hacia los muchos jóvenes que se le acercaban.
El 31 de mayo del año 1902 ella cumplía 19 años, y su madre le había organizado una gran fiesta y una visita al teatro Colón, donde escucharían un concierto de música lírica.
Cuando la fiesta finalizó, y la madre de Rufina se preparaba para la visita al teatro, escuchó gritos en la habitación de la joven. Fue a ver qué sucedía, y encontró a Rufina en el suelo, desmayada. Un médico llegó al lugar, y dijo que ya nada se podía hacer por que la joven había muerto.
Al día siguiente fue enterrada en el Cementerio de la Recoleta. Unos días después, un cuidador del cementerio encontró su ataúd abierto y con la tapa rota. Si bien la versión oficial dice que fue un robo (producto de las joyas con las que fue enterrada), la madre de Rufina se atormentó toda su vida creyendo que su hija había sido sepultada viva, y que luego de arañar y golpear el ataúd hasta romperlo, sufrió de un ataque al corazón luego de encontrar la puerta de la bóveda cerrada.
Muchos cuidadores y personas que visitan el cementerio en la noche dicen verla, vagando con su vestido blanco y esbozando fuertes gritos.
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